martes, 22 de mayo de 2012

REGRESÉ...

¿Qué es la vejez? 


Para muchos, la pérdida de los deseos, de los sueños y de todas aquellas cosas que de jóvenes nos invadían y permitían que nos asombrásemos cada día más. Esas mismas personas consideran que con la vejez, ya se ha descubierto la vida, casi todas las emociones y casi todos los sentimientos. 
 

Para otros, la vejez significa la felicidad de poder realizar esos placeres que la rutina de todos los días nos impidió saborear; la capacidad de aceptar las experiencias tal y como vienen; el deseo de disfrutar de la familia, de los amigos y de esos recuerdos que conformaron nuestro propio mundo y que nos hacen ser quienes somos. 

Para algunos significa el miedo de que empequeñezcan nuestros ojos, en el pelo tengamos nieve y en la boca un vacío. Algunos se afanan en permanecer jóvenes, eternos y que el espejo mienta y los achaques propio de la edad no se manifiesten con tanta intensidad en una piel cien mil veces retocada... 
Para un grupo como el mío la vejez significa la maduración del alma; poder seguir teniendo sexo más maduro y bailando con la misma energía e ilusión que nos embargaba cuando éramos jóvenes. Poder seguir amando a quien nos ha acompañado durante toda nuestra vida o a alguien diferente que nos haga creer que estamos en nuestros dieciséis. Es cierto que da miedo... ¿a quién no le ha asustado alguna vez pensar que algún día se nos curvará la espalda un poco, se nos abrumarán los ojos de recuerdos y la piel se convertirá en surcos de experiencia?
¿A quién no le ha asustado alguna vez pensar que cuando seamos viejitos nuestros padres ya se habrán ido físicamente? ¿A quién no le ha asustado pensar alguna vez que lo que hoy nos parece tan moderno, dentro de unos años se convertirá en anticuado y las venideras generaciones considerarán que nuestros pensamientos están un poquito oxidados?
A muchas personas nos da miedo la vejez porque significa el comienzo de un final. 

Sin embargo, considero que en esos momentos no deberíamos pensar en el final, sino en el comienzo del disfrute de nuestro propia juventud interna. 
La vejez es la que nos hace contemplar todo con paciencia, admirar la naturaleza con humildad y amar con empatía. La vejez es la capacidad de tener recuerdos hermosos y haber desechado los peores porque éstos se han convertido en sabiduría.
La vejez significa tener humor y saber decir lo que uno siente sin filtros. La vejez es aquella que nos hace luchar para que las otras personas, más jóvenes, nos consideren también vitales y nos dejen ser. 
¡Es una pena que no cuidemos bien a esas personas! Es una pena que no sepamos escucharles ni sentarnos a disfrutar de sus anécdotas, de sus amores, de sus decepciones, de sus alegrías y de sus más íntimos deseos. 
¡Es una pena que no sepamos mirarnos al espejo sin reparo! Sin hacer caso a esta sociedad mercantilista que intenta que consumamos y negociemos incluso con nuestro cuerpo y nuestros sentimientos más íntimos...
Debemos de vivir nuestra vejez como si fuese el inicio de nuestra vida. E incluso cuando seamos jóvenes, debemos de disfrutar nuestro presente, aprendiendo de nuestro pasado y proyectado nuestro futuro. Pero siempre, disfrutando del hoy...

¡Debemos de saber que cumplir un año más no significa ser más viejo, sino el comienzo de una etapa en la que nunca más seremos tan jóvenes! 

La vejez... cuánto me gustaría, mi amor, estar juntos toda la vida para pasarla a tu lado...

2 comentarios:

  1. Durante muchísimos años trabajé con personas viejas y he llegado a la conclusión que uno, al envejecer, sigue siendo el joven que fue pero exacerbado. O sea, si uno aprendió a disfrutar de joven, vas a ser de esos viejitos que se viven subiendo a los tours de jubilados o juntándose con sus amigo a tomar café y discutir de fútbol. Si fuiste un joven que vivió corriendo y sin parar a saborear la vida, vas a ser un viejo amargado.
    Creo que vivimos toda nuestra adultez para aplicar lo aprendido en la vejez. ¿Las arrugas? Las van a tener también nuestros pares. Los padres se van (a mi ya me tocó la partida de uno), se van los amigos (también se me fueron 2 y tengo 40), pero llegan los hijos, los nietos.
    Yo quiero ser una vieja loca, que ande por ahí contándole cuentos a los nietos y llevándolos a la plaza mientras me de el cuerpo. Pienso seguir enamorándome del viejito que esté sentado al lado mío en el geriátrico y recoger lo frutos de lo que sembré en mi juventud (ojalá sean dulces).

    Eso si, pelo blanco jamás. Me teñiré hasta el último día. :)

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  2. Hola Imanol, cuanto tiempo sin “vernos”.
    Yo creo que la vejez para nuestra cultura actual, es igual a soledad, a enfermedad, igual a muerte…
    No temo a la vejez, ¿Cuándo empieza la vida? Cuando nosotros queremos que empiece, hay gente que se murió antes de morirse.
    Hay que respetarlo y amarlos cuando nos necesiten, han sido nuestra vida, y nosotros su continuación.

    Un montón de besotes cielo, mi deseo de que seas feliz, y sobre todo luches por serlo siempre.

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