viernes, 17 de diciembre de 2010

PUTO DINERO.



Sí. Siento decirlo. Pero el dinero apesta. ¿Que da la felicidad? ¡¡Para quien lo tenga!!.
Estoy indignado, cabreado, abatido, triste, apaleado como un perro sin amo.
¿Os habéis percatado de la cantidad de personas que mueren de hambre por no tener dinero para comprar alimento para sustentar a su familia?
¿Observáis día a día la cantidad de personas a las que le embargan su casa, su coche, sus propiedades por no poder pagar tres o cuatro facturas? Y no porque no quieran, sino porque la crisis ha quebrado toda ilusión de ser solvente
.
¿Os habéis dado cuenta que casi todas las desgracias del mundo se producen a causa del dinero o de la búsqueda de riquezas?
Es deprimente observar cómo nuestra vida la marca el dinero; el afán por regular todo mercantilísticamente. Hasta los sentimientos ya desaparecen, muchas veces, por estar marcados por las monedas que suenan en nuestras carteras.
Cuando celebras un cumpleaños e invitas a tus A.M.I.G.O.S. (entiéndase la carga emocional de la palabra), y éstos sin explicación previa (no tiene por qué haber un motivo razonable), aparece sin regalo, ¿qué ocurre? ¿A que sentimos que es un mal educado, un desvergonzado y en nuestro fuero interno reclamamos abrir el paquetito para ver lo que hay dentro? ¿No se supondría que la celebración del CUMPLE-AÑOS no es nada más que un motivo de alegría dándole gracias a la vida por poder suspirar un año más de vida? ¿No se supondría que todo lo demás, incluso los regalos, comprados con dinero... sobran?


¿Quién no se ha sentido alguna vez como un auténtico desgraciado social en San Valentín? Esa fecha en la que DEBEMOS regalar algo porque si no somos malos novios, amantes, compañeros o amigos.
¿No se supone que S. Valentín es una fecha en la que se recuerda aquella época romana en la que el cristianismo era perseguido y se prohibía el matrimonio entre los soldados porque se consideraba que los solteros rendían más en el campo de batalla que aquellos que se sentían ligados a su familia? ¿No se trata de rememorar a aquel sacerdote que, en secreto y debido a la prohibición antes mencionada, casaba a las personas en matrimonio a escondidas de los ojos romanos? ¿Dónde aparece que el sacerdote pidiera un regalo a los consortes para poder casarles?
Olvidamos la esencia de las cosas. La esencia del amor y de la amistad. Y en parte, el sistema nos ha hecho creer que lo que vale es lo que cuesta dinero. Que el valor se encuentra en la economía, en un billete de 500 euros y no en la sonrisa que una persona te puede devolver al hacerle un favor desinteresadamente.
En una discusión que tuve con una persona hace tiempo ésta última me decía que no hacía favores sin dinero a cambio; que en la vida había que ser egoísta y competitivo para sobrevivir en una sociedad cada vez más viciada por el dinero. Aunque me cueste reconocerlo, estos son los valores que se han ido gestando en la sociedad. El valor de que TODO tiene un VALOR monetario; no sentimental. Todo tiene un precio. Ser el mejor, lamentablemente, también.
El dinero es lo que da la libertad. Si no tienes dinero en una sociedad como esta, no puedes moverte ni desarrollarte como ser. No puedes acceder a una mejora en tu educación, no puedes conocer sitios nuevos abriéndote paso al conocimiento. Tampoco puedes ir a charlas interesantes (porque cursos, como los de nuestro querido Punset, cuestan más de 1.000 euros... ¡¡y eso es educar...!!) Sin dinero no puedes comer a no ser que tengas una huertita en la que cultivar hortalizas (cuyas semillas, abonos, fertilizantes, también costarían dinero). En un Estado liberal poder ir al médico, costaría dinero. (Y al paso que vamos, en España, se privatizará la consulta médica pagando en vez de 1 euro o 2 euros como ya se prevé, 30 euros).
Sin dinero no tendríamos casa, ni podríamos viajar en la guagua, ni podríamos desplazarnos con el coche, porque aparte de que no podríamos comprarlo, tampoco tendríamos para el combustible.
Sin dinero, tal vez tu pareja te deja. Como esa chica que una vez me dijo que la estabilidad económica en la pareja es MUY importante porque, tal y como me contó: "Si no hay estabilidad no podrías ir al cine, ni a pasear, ni a ningún sitio. No tendrías estabilidad familiar, básicamente". Y a decir, verdad es cierto. Aunque soy de la opinión utópica de que no hace falta tener dinero para ser feliz con la persona que amas. ¡¡Puedes pasear usando los pies sin necesidad de tener que ir al cine!!
Pero sin dinero no podemos ser LIBRES. Porque todo está sometido por el dinero. TANTO TIENES, TANTO VALES ¿o no lo habéis escuchado?.
El dinero es el peor enemigo del hombre (para aquellos que no tienen, claro).
E intentando no hacer demagogia soy de la opinión de que no debería de existir.
Sé que los economistas me matarían ya que el dinero se creó desde época inmemorial para poder organizar la sociedad.
Pero imaginaos, de forma utópica, por un momento (sólo para mentes atrevidas y soñadoras), que no existiera el dinero. Que todo fuera gratis, libre. Que los objetos no costasen nada y que todo se produjese por iniciativa propia de las personas que se dedicaran al sector que amasen. Los músicos por vocación,compondrían, con su tiempo, hermosas canciones. Los políticos por vocación se dedicarían a gobernar honestamente (sin dinero, no habría corrupción). Los controladores aéreos, no paralizarían el país porque lo harían por diversión. Los grandes diseñadores y costureras harían hermosos vestidos que la gente podría adquirir con total libertad... ¿Y qué se ganaría a cambio? ¡La felicidad de ver que otras personas han hecho que puedas utilizar un bien con la inversión de un tiempo humano (no explotador) de una persona ajena que no pide nada a cambio más que tú hagas lo oportuno para seguir la cadena de favores de la sociedad.
Lógicamente, a mi teoría, aparte de pies, le faltan manos y cabeza. Pero soñar... creo que eso ya no cuesta dinero.
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SOÑEMOS, PUES.




1 comentario:

  1. He aquí una soñadora más! :)
    Gran escrito. Y quien diga que no se paró por un momento (o dos, o tres, o ...) a pensarlo, miente! El dinero es una de las peores armas que existen y nos hace inhumanos, que nos va consumiendo por dentro mientras creemos que somos nosotros quienes la consumimos.

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