viernes, 19 de noviembre de 2010

Haití.


Han pasado 10 meses. 10 meses de hambre, de angustia, de frío. Me gustaría, sólo por un momento, ponerme en la piel de aquellos que han perdido su vida, su propia patria, para poder ser mucho más humilde de lo que soy. Para poder acabar con mi egoísmo que, aunque no es mucho, sí es infinito comparado con las desgracias del pueblo haitiano.
Haití, que significa "tierra entre montañas", tierra que vio la esclavitud, sufrió el cultivo de sangre y las ganancias de ausencias; una tierra colonizada tiranamente y repartida fácil y gracilmente por señores de vida alegre; tierras de selvas, de augurios y tradiciones férreas entremezcladas con la frustración del cambio y devenir continuo; tierra donde la gente ríe y baila; tierra de pobreza y desesperanza material pero no de espíritu; tierra de loas de los viejos esclavos llegados de Guinea, invocadores de la diosa Erzuli y bailarines de tierra caliente.


Haití hoy sufre la desolación, la protesta, la desperación para frenar la enfermedad llamada "cólera" que ha dejado 1.000 muertos y un gran descontento de la población civil que, cansada de ver caer a sus iguales, amenaza con iniciar disturbios contra los cascos azules de la ONU.

Y ahora Haití teme que el cólera se lleve aproximadamente a 200.000 personas.


La violencia, como siempre, ha hecho que se paralicen aún más los intentos para evitar la epidemia.

Por su parte, la Onu anularía los vuelos que enviaban jabón, equipo médico y personal a Cabo Haitiano.

La organización humanitaria Oxfam suspendió los proyectos de purificación de agua con cloro y la Organización Mundial de la Salud detuvo el entrenamiento del personal médico.


La nombrada incompetencia de la ONU así como los rumores que acechan a la organización por haber introducido el cólera en el país con intenciones políticas, han creado la alarma social y el revuelo entre sus habitantes cuya población, que intentaba luchar contra las muertes que ocasionó el terremoto y el posterior huracán Tomás, se ha alzado, de forma violenta, para conseguir justicia entre una población olvidada y sólo recordada por los medios cuando verdaderamente ocurre una gran catástrofe.
Según las propias declaraciones de Médicos Sin Fronteras, sólo en sus hospitales han atendido a 12.000 haitianos y así en diversas zonas del país la barbarie y la desidia asola las "calles".

En medio de este revuelo 10 meses no han servido para concienciar a la clase política y militar la importancia de cooperar dejando atrás los intereses económicos o electorales. A lo largo de la historia de la Humanidad, no se ha logrado entender la importancia de la fraternidad entre el prójimo y de su cooperación para intentar salvar a tantas personas que mueren y han muerto en nombre de miles de hombres codiciosos de poder, de guerra, de destrucción.

Y aunque es cierto que esta catástrofe ha sido provocada por la propia Naturaleza que arremetió contra los haitianos, también es verdad (y reconocerlo es LAMENTABLE), que la clase política ha aprovechado esta situación para seguir ganando poder mientras sus habitantes mueren de dolor emocional y físico. Y entre medio de esa calamidad, nos encontramos nosotros, los habitantes del Mundo que, en nuestro día a día, nos olvidamos de lo que pasa en el mundo, de dónde sacamos nuestra ropa, nuestros móviles, todos los electrodomésticos que siendo tan cómodos para nosotros, esconden miles de muertes de personas que explotan las minas en busca de cobre para vendérselo a los países ricos, Occidentales, prósperos, manchados de blasfemia.

A veces intento ser optimista, ser capaz de verle el lado positivo a las cosas, pero sólo encuentro desidia. Y me da rabia pensar que yo formo parte de este circo colectivo, irreparable y que no puedo frenar.

Hemos abandonado al Mundo, a la gente. Y pretendemos diferenciarnos del resto de los seres cuando el hombre es el único que destruye lo semejante. Nos refugiamos en nuestra racionalidad para encontrar el punto de diferenciación; pero lo cierto es que nuestra racionalidad no ha hecho sino que entremos en guerra constante para obtener beneficios económicos, no encontrando otra forma de garantizar el bien social.
Me dan náuseas los políticos con sus discursos, sus fotos de protocolo y sus vestidos de última, bien planchados por su servicio doméstico que intenta sostener honradamente a una familia.
Me repele la mayoría de la clase política, la poderosa, la que vela por sus intereses, por un buen viaje con sus colegas de oficio. Aquellos que dicen defender la soberanía del pueblo (con suerte en algunos Estados) y los otros que no dan ni siquiera la oportunidad de elegir su ideología a otras personas que, ciegas e ignorantes siguen el rebaño del poder corrupto.
Y entre toda esa inmundincia, esa falta de moral, de ética y de inteligencia doy gracias a otras Personas (con mayúsculas, sí), que apuestan su vida, su propio bienestar por la felicidad de otros; por el intento de redomar la furia interna de los habitantes que se han llenado de ira y de rabia y que se han convertido en guerrilleros, violadores, militares.
Hoy por hoy, doy gracias a esas personas que no temen gritar en voz alta que HAITÍ y el MUNDO necesita ayuda...
Yo intentaré, desde mi propio Estado que es mi ser, luchar por causas del mundo. Algún día me despojaré de mis bienes y de mi suerte y lucharé por aquellos que bailaron libres...
Yo algún día (espero que no suene pretencioso) formaré parte de esas personas que calladamente y sin querer reconocimiento, limpian poco a poco y frotando con todo su énfasis las manchas que el ser Humano ha dejado en la historia de las personas, de la vida, de la Naturaleza.

Haití... tierra donde el SOL algún día brilló.





____________________________________________



Ayuda pues, diosa Erzuli, madre de los haitianos en tiempos legendarios a cumplir mi cometido sin que mi sangre tiña el objetivo.
Imanol




































4 comentarios:

  1. No sabía que lo habían soltado a proposito... es una vergüenza... hasta donde vamos a llegar? Pasamos el día a día sin acordarnos de lo fácil que tenemos las cosas y pensando q no podemos cambiar nada... podemos? No nos dejan. Que pensaríamos si los jodidos fueramos nosotros?

    ResponderEliminar
  2. Yo creo que sí se puede... lo que pasa que no hay voluntad por parte de la sociedad más acomodada.

    ResponderEliminar
  3. Lamentablemente no se puede hacer nada, porque sería necesario colaboración de todas las personas de la tierra. Y eso es imposible. Es una pena ver como grande constinentes, con infinidad de recursos, tienen estos problemas. Estados Unidos y Europa somos culpables de la desigualdad y del tercer mundo.

    ResponderEliminar
  4. Pues sí. Somos culpables de muchas cosas, entre ellas la pobreza como bien dices tú.

    ResponderEliminar