martes, 7 de junio de 2011

(In)Decisiones.

Una mosca se posa una y otra vez sobre mi mano. Una mosca de las bobas pero resistentes. De las que intentas matar pero nunca mueren porque parecen que son de acero. Una mosca que cuanto más intentas matar, más te persigue y más se posa en la zona de peligro.
 
Una mosca se ríe de mí diciéndome, en tono burlón, que llevo una hora sentado intentando matarla sin buscar otros métodos más eficaces para hacerlo. Y lo más triste y vergonzoso es que es cierto.
¿No os habéis percatado de que las personas siempre nos mostramos indecisas a la hora de resolver los problemas que tenemos en la vida?

Tenemos la debilidad de querer decidir, de querer decir basta y comenzar nuevos proyectos. Pero nos llenamos de indecisiones, de problemas, de dudas, de razones por las que no cumplir nuestros propios sueños. Nos quejamos por todo: por nuestro trabajo, por nuestra familia, por nuestros amigos, por nuestro cuerpo, por nuestra mente... pero no hacemos nada para remediarlo.


Nos hemos sumergido en la mediocridad de quedarnos sentados e intentar decidir sin actuar. Tenemos miedo al cambio, a lo nuevo, a lo diferente... y es normal, puesto que lo conocido es aquello que nos permite sentirnos protegidos, sin temor a lo que pueda pasar cuando nos lancemos al abismo.
¿No os habéis percatado de las veces que nos planteamos las cosas? ¿de las veces que la almohada se marea de escuchar nuestros miedos que no nos dejan avanzar en el camino?
¿No os habéis percatado de la sensación de desconsuelo que en ocasiones nos embarga por querer hacer algo que nos gusta pero que nos da miedo?

Queremos tomar decisiones, porque estamos decididos. Pero nuestro entorno, aquél que nos dice cómo deben ser las cosas, paradójicamente, nos llena de indecisión.
Hemos caído en la desidia del día a día, de ser objetos y sujetos de un sistema capitalista que nos mecaniza, que nos dice cómo, cuándo, dónde y por qué hacer las cosas... Y no nos paramos a pensar en la necesidad de tomar determinaciones por nosotros mismos, siendo autónomos, autodependientes y capaces de vivir con nuestras propias metas y objetivos como bandera. Porque la patria no existe en aquellos corazones que deciden escuchando a su mente y a su corazón.
¡¡Debemos de decidir para renovarnos!! Porque todo cambio va seguido de una decisión. Nos sentimos disconformes con nuestras relaciones de pareja porque no nos aportan lo suficiente, con nuestro cuerpo porque podría estar mejor, con nuestro trabajo y con nuestra vida que no prospera... ¡¡y no decidimos absolutamente nada!!
Amig@s... ir acumulando sueños, ilusiones, viejas cartas en rincones olvidados sin respuesta... ir dejando pasar trenes, secretos, promesas y sueños es como poner puntos suspensivos en todas las etapas de nuestra existencia. 
Para el cambio hay que decidir  saltar el abismo que después se cierne sobre nosotros.
Pero decidir, a veces, es el paso para espantar las moscas que no dejan de enturbiar nuestros momentos cotidianos.

Decidir es en algunas ocasiones, el motivo por el cual podemos llegar a decir "te quiero".
Decidir es, al fin y al cabo, el motivo por el cual los hombres, racionales, erramos. 
Decidir es el motivo por el cual podemos nacer cada día y cerrar aquellas etapas que una vez cambiaron nuestra vida pero que hoy ya solo otorgan vacío.

6 comentarios:

  1. Nuestra vida diaria esta llena de pequeñas y grandes decisiones que o te acercan a tus metas o te alejan de ellas, todo lo que hacemos en la vida tiene repercusiones y cada acción tiene su reacción, muchas veces es inmediata y cada acción que tomamos determina lo que vendrá más adelante.
    decidir o elegir?
    La palabra decidir lleva impresa una fuerte carga, que prácticamente te obliga a escoger ese camino, cuando yo elijo es como una sutil y deliciosa preferencia, sin presiones ni obligaciones.
    La verdad no tenemos escapatoria, entonces yo elijo, de forma consciente, de manera inteligente, pero desde del amor y jamas permito que otros decidan por mi.
    Sin olvidar que siempre podemos detenernos, cambiar de parecer y elegir de nuevo!
    Un gran abrazo!!!

    ResponderEliminar
  2. Por nuestros miedos y complejidades dejamos de evolucionar. Una pena, porque la vida nos ofrece millones de posibilidades, y entre ellas la de errar, pero hasta eso es digno de vivirlo.

    Me encantaron tus letras.

    Saludos.

    Nota: Yo las moscas no las mato, abro la ventana para que se marchen.

    ResponderEliminar
  3. Es normal que dudemos, que seamos indecisos, es normal que nos de miedo fallar, que nos conformemos por miedo a. Y es normal porque nos guste o no somos seres homanos. Pero estoy contigo en que hay que decidir, incluso diría apostar. Sólo así podemos ganar, y para ganar primero hay que perder. Hay que arriesgarse a perder, hay que arriesgarse a soñar.
    Beso

    ResponderEliminar
  4. El miedo a lo desconocido esta inmerso en nuestra condicion como seres humanos. Quien no cambia no arriesga y si le va bien así, para que va a hacerlo. Yo prefiero jugarmela a veces y que sea lo que Dios quiera.
    No mates las moscas, sino es con el rabo, ejjejee
    un abrazo

    ResponderEliminar
  5. Interesantísima reflexión.
    Tomar las riendas de la propia vida exige riesgo, nos acomodamos en la seguridad aunque esta sea mortecina, renunciamos a nuestros sueños por miedo. Pero aún quedan "quijotes", lucharemos por conseguirlos a pesar del miedo, a pesar del riesgo.

    Un abrazo

    ResponderEliminar