martes, 1 de febrero de 2011

Lo sé.

Sentir la vida caer es un sentimiento que llevo experimentando desde que no estás.

Todos los días, a cada hora, a cada instante pienso en ti cuando despego mi cuerpo de las sábanas.

Nunca antes me había costado tanto madrugar. Y es que siento que las mañanas ya no tienen sentido si lo que respiro en primer lugar no es tu aliento destapándome.

Todo me hace pensar en ti y en tu ausencia y en cómo se complicó toda esta situación hasta llegar a aquí.

Las noches se me hacen frías y sigo guardando, como cada día, tu esencia, tu olor, tu recuerdo. Canto contigo mentalmente todas las noches de amor que pasamos juntos, que me esperaste paciente a que tomara una decisión...

Todo hubiera sido diferente si yo me hubiera ido o, por el contrario, tú te hubieras quedado.

Pero yo me sentí caer, con las alas rotas de intentar que todo saliera al vuelo. Y ahora lo único que ha salido al vuelo es tu carta en este escritorio diáfano de ti...

Te extraño y ya no sé a quién gritarle que...

TE QUIERO.


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